Seguramente asociaba el logro de sus metas
personales con el verdadero éxito en la vida. A pesar de lo importante que era
para él estar en esa posición, mi reacción fue quedarme absolutamente paralizada
sin poder hablar siquiera para felicitarlo, realmente no pude decirle nada,
mientras por mi mente pasaba la imagen del sacrificio de Jesús en la
cruz.
Hay un sinnúmero de ejemplos bíblicos en los que podemos analizar
lo que yo he llamado la batalla “Éxito vs. Fracaso”. Recordemos estos dos casos
en la Biblia. En Génesis 1:26-31, encontramos un diseño exitoso de Dios: “La
Creación del hombre a su imagen y semejanza”. Sin embargo, más adelante, en el
mismo libro (capítulo 3), vemos que el hombre pecó en el huerto del Edén. El
otro ejemplo es la crucifixión y muerte de Jesús (Mateo 27:32-56), donde Él se
hizo hombre como tú y como yo y dio su vida en la cruz por amor a
nosotros.
En la mayoría de los casos asociamos “Éxito” con lo que todos
deseamos, como ser aceptado, tener muchas posesiones, ser reconocido por todos,
o dominar sobre algo o alguien. Por otro lado, relacionamos “Fracaso” con todo
lo que nadie quiere: perder, ser lastimado, sufrir, etc. Para otros los fracasos
son experiencias que dejan cicatrices y que llevan por nombre “frustración”,
donde muere fulminantemente un deseo.
El hombre cometió pecado en el
huerto pero la muerte de Jesús por nosotros fue el mayor sacrificio de amor y
perdón que podemos encontrar. Así que la creación del hombre y la muerte de
Jesús, ambas, fueron situaciones donde se produjo un “Éxito” total.
En
una ocasión escuche la opinión de un creyente que dijo: “...la gente es
inestable por los fracasos que han tenido en la vida”, quiso decir que siempre
que pases por un fracaso automáticamente te conviertes en una persona inestable.
Yo te pregunto: ¿Qué es Éxito y Fracaso para ti? ¿Quién ganará la batalla en tu
vida, el “Éxito” o el “Fracaso”?.
Yo defino el “Fracaso” como el
escenario en que el miedo nos consume, nos detiene y nos conformamos con lo que
ya hemos logrado, sin darle oportunidad a Dios de que nos haga crecer en otras
áreas. “Fracaso” es preferir estancarnos en un solo lugar (Mateo 25:25) pensando
que sólo ahí estamos realizados y no tener la visión de Cristo. Es cuando no
queremos pasar por una situación con tal de no sufrir dolor (Mateo 19:22), el
cual nos hace más fuertes.
Si consideramos fracaso todas las malas
experiencias que vivimos, entonces estaremos negando que fuimos hechos a imagen
de Dios. Estas experiencias sencillamente nos ayudan a aprender algo que no
sabíamos, algo que nos hace crecer más. Además estaríamos aceptando que no
estamos capacitados para aprender lo que no sabemos, viviríamos frustrados y con
miedo, y eso detiene nuestro crecimiento. En definitiva, no hay mayor fracaso
que conformarse con el día de hoy por miedo a fracasar.
“Éxito” no
incluye solamente los grandes logros alcanzados, “Éxito” también es saber
aprender de un tal llamado fracaso, al cual yo denominaría “Experiencia para
ganancia”. Con estas experiencias subimos a otro nivel que nos hace más fuertes
para seguir conquistando nuevos horizontes (Filipenses 2:5-11). “Éxito” es
también vivir para nuestro Padre, independientemente de si somos o no
reconocidos, y saber administrar lo que Él pone en nuestras manos (Mateo
25:21)
El “Éxito” se consigue con una vida rendida totalmente a los pies
del maestro para hacer su voluntad y no la nuestra, sabiendo que si buscamos el
reino de Dios y su justicia, lo demás tus sueños y deseos serán
añadidos.
Me parece que tomando el ejemplo de Jesucristo, podemos
concluir que aquel que sirve a Dios jamás tendrá un fracaso, sin embargo si
tendrá ganancia (Proverbios 10:22). Todas las experiencias deberían ser “Éxito”
o ganancia y no “Fracaso” o frustración. Cuando logremos aprender de los
fracasos estaremos listos para el “Verdadero Éxito”.
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